La crítica más difícil

En general, el criticar algo es emitir una opinión sobre algún tema, ya sea como un juicio de valor u objetivamente, aunque ésta última no logra ser pura la mayoría de las veces, y todas las personas en algún momento de su vida han criticado algo, me sorprendería que no fuera así.

Cuando criticamos, pocas son las veces en que podemos dar una opinión con bases empíricas, es decir, opinamos sobre lo que nos venga en gana a veces sin tener la menor idea de lo que estamos diciendo o criticando; son pocas las personas que al emitir su punto de vista, sobre la situación de que se trate, pueden hablar con fundamentos base, ya que es tan fácil dejar que la boca siga su camino sin reconsiderar lo que de ella sale, como dice la Liebre loca: "Si no piensas no hables", es lo más recomendable.

Uno no tiene en cuenta que los comentarios que, posiblemente se hacen a la ligera, llegan a impactar tanto a la persona a la que van dirigidos que cambia el curso de las cosas, de tal forma que la persona que recibió el comentario o lo llegó a escuchar, reacciona tan contradictoriamente a su comportamiento usual o a su plan original que sorprende a las personas que lo rodean y conocen.

Por otro lado, el que una crítica se haga de frente a la persona que se está criticando o de manera pública en el caso de una situación, refleja una madurez de la que no todos gozan o han llegado a adquirir dicha capacidad, y con ello el que la crítica sea constructiva, no sólo identificar qué está mal, también tratar de mejorarlo, claro que esto es muy poco común entre los adolescentes, etapa en que casi todos criticamos por criticar, por encajar y encontrar afinidad con un grupo.

A fin de cuentas, la crítica más difícil es la que se realiza a uno mismo, puedes escuchar lo que los demás te digan sin realmente darle importancia, puedes esperar que alguien te sacuda y te abra los ojos pero hasta que tú no lo hagas por tu propia cuenta, no cambiará nada, esto en el caso de que realmente se realice una autocrítica, porque es muy fácil ver el error en lo ajeno y no en lo propio.