Eso fue lo que me dijiste un día: "You really got me". No te creí, por supuesto, ¿por qué habría de hacerlo? Sabías que al recurrir a esa canción caería rendida a tus pies, sin defensa alguna, un punto débil si quieres llamarlo así. No me esperaba que después de ese momento te comportaras como lo hiciste, a pesar de tu experiencia, de tu supuesta madurez, de ser tú, no... Me confirmaste que como hombre eres igual que todos los demás.
No entendías el impacto que causabas al decirme eso, que despúes de ese comentario, esa pequeña frase, me tenías, curioso ¿no? Como las acciones de uno puede cambiar lo que sentimos, pensé que después de eso por fin me dejarías conocerte, pero fue una ilusión que en eso se quedó y al final la broma que empecé recayó en mí. Lo que todavía no logro entender es cómo con todo lo que tenías a tu favor, no lo aprovechaste y me conquistaste por completo.
Me dejaste sin dormir, sin saber a dónde iba o porqué hacía lo que hacía, y al final lo comprendí: no te quería a ti, quería lo que me hacías sentir, quería que me tuvieras a tu lado, que me dijeras que nadie más te iba a retener, que nadie más te tendría y te dejaría sin dormir ¡que ingenuidad la mía!
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