15 noviembre 2009

Objeto sexual



Durante años las mujeres han luchado para que se les reconozca como iguales a los hombres y no se les vea como objetos sexuales, hasta hace no mucho hubo una campaña publicitaria para evitar en la medida de lo posible el acoso sexual en el lugar de trabajo, la cual hoy en día muy pocas personas recuerdan. En primer lugar hay que dejar en claro que la igualdad entre hombres y mujeres sólo puede ser en los aspectos jurídico y laboral, en todos los demás hay una marcada diferencia entre una mujer y un hombre, aunque claro, el juego de roles ha cambiado mucho, pero esto se debe de entender en la visión occidental de las relaciones humanas, ya que es muy diferente en el mundo oriental.



En el mundo occidental, la lucha por la equidad de género ha encontrado a grandes representantes como Simone de Beauvoir, por ejemplo; pero fue sobretodo en la década de los sesenta, que debido a la revolución social que en ese tiempo se dio, surgieron muchos grupos feministas que pregonaban la liberación sexual, particularmente la idea de no tener que estar atada a una familia, de explorar su cuerpo y permitirse la satisfacción sexual, aspecto que se mantenía escondido y no era propio tratarlo en una conversación.



Uno de los puntos que más reclamaban estos grupos feministas era que no se viera a la mujer como simple objeto sexual, sobretodo en el caso de Estados Unidos, donde la manifestación de esta idea fue dirigida a censurar la revista Playboy, ya que pensaban que era símbolo de represión a la mujer y una forma más de convertirla en un objeto destinado únicamente a la satisfacción masculina... bueno, ese era su argumento. Curiosamente, en la décade de los setenta, la editora en jefe de la revista Cosmopolitan (una de las primeras revista, si no es que la primera en hablar de sexualidad femenina) anunció que pensaba hacer lo mismo que Hugh Hefner, es decir, colocar a un hombre desnudo en la parte central de la revista, pero la cuestión era que no podía ser cualquier hombre, tenía que ser uno que tuviera ciertas carácterísticas físicas, así como una actitud atractiva hacia las mujeres, o en específico, hacia el mercado que abarcaba esta revista. El hombre elegido para tal misión fue Burt Reynolds, quien en su buena época fue considerado como uno de los hombres más varoniles, atractivos y sexies de esos años, en resumidas cuentas, un símbolo sexual, según muchas mujeres.




En lo particular no es el estereotipo de hombre que me atrae, pero en casos como este es que se puede apreciar muy bien la diferencia entre hombres y mujeres, hasta para convertir en objetos sexuales a las personas, y claro, no es de esperarse que siendo las mujeres la mejor creación sobre la Tierra, los hombres quieran admirarnos.

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