11 noviembre 2009

Diversidad frente a la adversidad



Cuando pensé en lo que podía escribir para esta entrada, entre los muchos temas que daban vueltas en mi mente estaba el de la diversidad. Al principio sólo pensé en diversidad sexual, creo que mucho tuvo que ver que todo el mes pasado en un canal que se especializa en moda se dedicó a la diversidad, específicamente en la sexual; entre los temas que abarcaron los programas estaban el de los máximos representantes de la comunidad gay, el proceso que siguió el reconocimiento de esta comunidad -principalmente en Estados Unidos- y las veces que el tema ha sido llevado a la pantalla grande.


Después me puse a pensar que no sólo en el aspecto sexual se puede aplicar el término de diversidad, también existe la cultural, la biológica, la de opinión, entre otras, y lo difícil no es reconocer dicha diversidad, sino el respetarla. Hoy en día los medios de comunicación utilizan la palabra tolerancia para hacer referencia a una especie de aceptación de la diversidad, bueno, en el caso de la biológica no nos queda otro remedio, pero en el caso de la cultural, la de pensamiento o incluso la musical, se dice que hay que ser tolerantes, acepción con la que no estoy de acuerdo.



Ser tolerante, según yo, implica soportar al otro, estés o no de acuerdo con lo que piensa o expresa, sin reaccionar de manera violenta, pero la clave no es que tengamos que ser tolerantes, sino que respetemos, cuando le mostramos respeto a alguien, incluso a sus ideas, la persona nos tratará con el mismo respeto, bueno, la mayoría de las veces. Pero eso no quiere decir que con eso ya estamos aceptando su forma de ser, de pensar o de actuar, simplemente que lo reconocemos como individuo y nos mantenemos al margen, en caso de que no nos parezca, el problema es cuando se traspasan ciertos límites o se daña la integridad física.


De ahí el título, diversidad frente a la adversidad, matices frente a una realidad estrecha, realidad que sólo cambia con una mentalidad abierta y con una actitud a favor de conocer y experimentar cosas nuevas. Difícil, sí, pero no imposible. Todo está en el tacto y la empatía, aunque a muchos de nosotros nos falte una u otra de las anteriores.

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