21 abril 2018

Turning 30!!!



Volver a empezar es difícil. Regreso a este blog después de dos años, pero se sienten como si fueran diez. Entre el trabajo, la familia, las relaciones, en fin, la vida, llegué a los treinta. ¡Treinta, Dios mío! Curiosamente, no me siento de 30, no me veo como me imaginaba cuando era pequeña y lo que pensaba realizar es muy distinto a lo que tengo.

Llegar a los treinta en una familia que te ha criado para que estuvieras casada, con hijos, con un empleo de 9 a 5, con carro y casa y no tener nada de eso, a excepción del empleo -que debo reconocer, tampoco me lo tomo en serio-, resulta un shock y parteaguas tanto para mis padres como para mí. Ahora mis sueños son otros, mi forma de pensar de los hombres cambia día con día, la necesidad de viajar se vuelve casi imperante y mi vida la voy escribiendo sobre el camino.

No voy a disfrazar la realidad, sí me ha golpeado el hecho de tener tres décadas tras de mí, no me acostumbro a que los niños me digan "señora" (¿en dónde me ven el anillo de casado o los hijos?), pero no es lo más triste. Triste sería si hubiera pasado este último cumpleaños sin amigos o sin mi familia.

A pesar de haber pasado por algunas decepciones amorosas, de no tener un proyecto propio profesional (lo estoy buscando, sólo no lo he encontrado) y de no cumplir con las normas actuales que la sociedad exige para personas de mi edad, me considero afortunada de sentirme libre y feliz. De no estar atada a un marido por compromiso social o necesidad monetaria, de no estar en un trabajo que me exija mi salud mental y, siendo terriblemente honesta, de no tener a otro ser humano dependiente de mi.

Empiezo una nueva década con muchas ganas de conocer el mundo, de conocer gente y de experimentar. Sería un poco ingenuo imaginar que no me daré mis raspones y tropiezos, simplemente la diferencia es que ya no me asustan y quiero aprender de ellos. Me encantaría tener otras mil historias de amor, seguir rodeada de las personas que quiero y que me quieren, recordar a aquellos que se han ido -voluntaria e involuntariamente- y florecer (ridículo, I know).

Hay tanto qué hacer en el mundo y la vida pasa en un suspiro que no debemos de tener la preocupación del qué dirán, de la vergüenza o el miedo a salir perdiendo, hay que seguir intentando a pesar del corazón roto o ilusiones no cumplidas, porque de eso se trata la vida, de sentir todo, bueno y malo, de otra forma mejor sería convertirnos en vegetales o robots, preocupados por no tener emoción alguna.

19 mayo 2016

Por qué me gustas




"Es que no entiendo cómo te gusto" fue lo que me dijiste a partir de que te confesé justamente que me gustabas. Yo tampoco entendía las razones, después de todo, ya me había hecho a la idea de no interesarme en nadie y la atracción inicial que sentía por ti el tiempo la había disipado.

Te mentí, sé exactamente por qué y desde cuándo me gustas, pero no me lo creía, pensé que iba a ser como todas las otras ocasiones, pero quedé sorprendida de que me hubieras correspondido, lo lamentable fue que era por despecho y lo acepté.

¿Cuándo? El momento en que me hacías reír de todo, cuando todavía no sabía nada de ti, sólo me interesaba escuchar tu siguiente historia porque era seguro que iba a estar riendo por un buen rato, vamos, que me encanta pasarla bien y lo sabes.

¿Por qué? Las razones son diversas, no sé si sean muchas o simplemente suficientes pero son las que me mueven hacia ti. No pretendo justificar mi elección, ya te lo dije, es algo que siento y con eso me basta, pero tal vez tu no estés convencido de que esto sea real o sincero, entiendo, tienes antecedentes que te han hecho dudar de ello.

Sin enumerar y porque me vienen como lluvia los recuerdos voy a empezar por tu barba. Tal vez sea porque están de moda los hombres barbones y me gusta esa aspereza contra mi piel, me gusta que sea el preámbulo de tus labios y que todas las caricias que me puedas proporcionar tengan un toque de lo salvaje que hay en ti. Me gusta tu forma de ver la vida, tan diferente a la mía, con ese aire de optimismo y posibilidad, al mismo tiempo que todo lo mandas a la chingada y que no te hundas en un vaso de agua por hacerlo, me gusta que agarres la vida con huevos, porque no lo puedo decir de otra forma, que la enfrentes y la hagas tuya.

Me gusta que engañes a todos los demás y que te guste hacerlo, que te crean malo y soberbio, cuando realmente tienes el alma más noble y desinteresada que un monje, todos deberían de conocer esa faceta tuya. Me gusta tu actitud cuando estamos solos, la forma juguetona y atenta en que me haces sentir única; ya sé que mucho de esto tiene que ver con los patanes que me encontré antes en el camino, pero eso también te hace único.Ya te lo había dicho, no estoy acostumbrada a que me traten bien.

Me gusta que no me juzgues, que me incites a pensar en otras posibilidades y me escuches atentamente aún cuando no tenga la razón o sea algo que no quieres escuchar o tengas una postura contraria a la mía. Me gusta, no, esa no es la palabra, me encantó que me introdujeras a nuevos grupos musicales, bueno, nuevos para mí, además de compartirme lo que significaban para ti, fue descubrir otra persona, fue tocar con las yemas de los dedos parte de tu vulnerabilidad desnuda.

Me gusta que la primera vez que me di cuenta que me gustabas y quería estar contigo fue porque sólo con tu voz me sacaste la sonrisa más grande a pesar del frío y de lo mucho que me habías hecho esperar. Me encantó que me tomaras de la mano y me guiaras el camino, a fin de cuentas iba a dejar que me llevaras a donde quisieras, ya estaba enamorada y en ese momento lo supe, pero no te lo dije, era muy pronto.

Me gustas por tus ojos negros, esos ojos en donde me reflejaba cuando hablábamos y sentía que me podían sacar cualquier verdad si los observaba por mucho tiempo, creo que son los principales culpables de mi debilidad por ti. Me gustas por tus manos, ¡oh sí, tus manos! ¿Cómo olvidarlas? ¿Cómo olvidar las rutas que fueron trazando en mi cuerpo? Junto con tus besos y tus ojos, descubrí que tus manos tenían en el poder de hacer que me temblaran las rodillas, que el pulso se me acelerara y hacerme explotar.

Me gustas por tu ternura al tocarme, por tu virilidad al estar frente a mí, por tus insinuaciones y proposiciones en la sala del cine, porque por más que lo intentaste nunca diste con mi punto débil y aún así lograste quebrarme, me gustas porque contigo me sentía segura, sabía que no tenía que preocuparme por nada.

Me gusta la franqueza con la que me hablaste cuando supiste lo que sentía por ti y, aún más, me gusta que contigo fue la primera vez que decidí estar con alguien, no porque me tuviera que convencer, sino porque estaba en juego nuestra amistad, sabía que no sería lo mismo después de compartir mis sentimientos contigo, sin embargo, me diste la confianza suficiente para hacerlo. Conscientemente dirigí mi afecto hacia ti, aunque tal vez no era el momento adecuado para ello.



Ahora que ya todo quedó atrás, que has decidido sacarme de tu vida -que no es reproche, quiero que lo sepas-, me queda el vació de ti. Desafortunadamente me acostumbraste a tus mensajes diarios, a las conversaciones hasta la madrugada, hasta a las películas de súper héroes, en fin, a ti. Te echo de menos, aunque no quiera, me haces falta y eso no me gusta.

Estoy segura que tendrás tus razones para haber actuado como lo hiciste, que después de todo lo que pasamos juntos no siento que haya sido la mejor manera para alejarme de ti. También he de reconocer que me entusiasmé con la idea de estar contigo, me dejé llevar por lo bien que la pasábamos juntos.

A pesar de todo y como tú me escribiste una vez: "estoy contigo, grábatelo hasta el hueso". Si hoy entre nosotros no existe ningún rastro de romanticismo, que te quede claro que sigo siendo tu amiga, estoy aquí y te quiero.

23 abril 2016

Sombras de ti



Te recuerdo de muchas formas, en cada momento y con todas las miradas.

Ahora que nos reencontramos me hace falta ese halo de misterio que envolvía, tal vez lo perdí durante los dos años que no te quise ver.

Estos días han sido los más crudos, te descubro cambiado, cansado, otro.

Te acaricio el rostro para buscar las marcas de los besos que te di, me resguardo en tu pecho pero ya no es el mismo pecho que se imponía ante mí, incluso la familiaridad de tus caricias me hace pensar en un camino múltiples veces recorrido.


09 abril 2014

La noche que cambió América.



Como fiel beatlemana no podía dejar pasar la oportunidad de escribir y compartir un poco sobre la mejor banda de todos los tiempos: The Beatles.

Gracias a que el pasado domingo 9 de febrero se cumplieron 50 años de la primera aparición del grupo en el show de Ed Sullivan, tanto en Estados Unidos como en otros países, entre ellos México, se ha conmemorado y recordado esta fecha tan especial para aquellos que seguimos al cuarteto de Liverpool, ya que no sólo se trató de que un grupo famoso británico apareciera en uno de los programas más vistos en Estados Unidos, sino que fue la visita más esperada por los jóvenes de cuatro sujetos que con su pelo largo y forma tan singular de cantar -aunque fueran canciones simples- emocionaban y provocaban furor a donde fueran.

El programa pre-grabado se transmitió en Estados Unidos el mismo 9 de febrero, para Latinoamérica fue unos meses más tarde por TNT, pero igual de anhelado como hace 50 años lo fue la presentación de los cuatro fabulosos de Liverpool. Durante dicho homenaje se presentaron diferentes bandas e intérpretes cantando canciones de los Beatles, entre ellos, Maroon 5, Stevie Wonder, Katy Perry, Imagine Dragons y David Grohl, entre otros.

He de confesar que no soy muy devota por los covers o interpretaciones diferentes a la versión original de una canción que hagan otros artistas y menos de los Beatles -con excepción de Got to get you into my life de Earth Wind & Fire-, sin embargo, no me parecieron del todo mal las versiones que escuché en el homenaje. Particularmente, la que más llamó mi atención fue la de Dave Grohl de Hey Bulldog, quien antes de su presentación compartió que era una de las canciones preferidas de su mamá, de él y de su hija, ahora ya fanática de los Beatles. La versión más fidedigna fue la de Let it be por Alicia Keys y Johnny Legend y me pareció menos certera fue la de Imagine Dragons quitándole toda la revolución a Revolution.

El momento culminante y del cual me encuentro muy celosa de los que lo pudieron presenciar fue cuando Paul interpretó Sgt.. Pepper's Lonely Hearts Club Band e inmediatamente se integró Ringo con With a Little Help From My Friends. Este ha sido uno de los momentos en la música que muchos jóvenes y no tan jóvenes anhelaban desde hace mucho: ver a los Beatles restantes cantar juntos y lo mejor es vivimos en una época en donde puedes ver lo que pasa en cualquier parte del mundo gracias a la tecnología.

Este homenaje, aparte de satisfacer las ansías de muchos fanáticos por conocer más de lo que pasó esa emblemática noche, me dio una nueva perspectiva musical de mi grupo favorito, ya que al escuchar las canciones que he escuchado toda mi vida con las voces de John, Paul, George y Ringo, en voces y tocadas por otros artistas, me demuestran que sí son parte de la historia del rock. No sé si esto le suceda a todos los fanáticos de los Beatles, pero llega un momento en que identificas el sonido del cuarteto de Liverpool en cualquier lugar y notas su influencia en otros artistas, pero sigue siendo sonido Beatle, no obstante durante el homenaje había canciones que cambiaron su color, que salieron de la caja para abrirme los oídos y gritarme con el rasgar de las guitarras y el retumbe de la batería que formaban parte de algo más grande que un grupo musical.

Gran parte de mi amor hacia la música de los fab four es que forman parte de mi vida, si bien no corresponde directamente al soundtrack de mi época, son un referente cultural obligatorio para todas las generaciones posteriores a los sesenta, pero en mi caso, han estado en cada momento de mi existencia y no hay un sólo día que no recuerde, tararee o cante una canción de los Beatles en cualquier momento y lugar.

A 50 años de la llegada de The Beatles a EE.UU. no queda duda que la beatlemanía está vigente y seguirán siendo la mejor banda de todos los tiempos.

09 septiembre 2013

You're girl is lovely Hubbell.



Esta es la frase con la que se despide Carrie de Mr. Big al final de la fiesta de compromiso de éste con su novia de 25 años, simulando la escena de la inmortal Barbra con Robert Redford en The way we were  cuando los dos personajes se reencuentran después de su romance y que los dos están conscientes que nada queda mas que el recuerdo.

Al igual que en la escena de la película, Carrie piensa en Mr. Big como el gran amor de su vida pero cuya incompatibilidad no los dejaría estar nunca juntos. A pesar de que el paso de la historia la demostró incorrecta y hasta dos películas de esta historia se han hecho, el gesto sobre el cabello de los dos amantes y la frase se prestan a la universalidad de las relaciones.

Me es muy difícil imaginar un mundo en donde una pareja no haya terminado porque no hay nada más, donde nada se puede hacer; claro que las hay duraderas, pero aquellas relaciones que apasionan y que nos marcan son las que se recuerdan como aprendizaje, donde los dos saben que ya no existía la posibilidad de estar juntos.

Han sido muchas las veces que he pensado en utilizar esta frase, tal cual, pero no por el sentido que se le ha dado, sino como Carrie, para demostrarme que nunca iba a poder estar con esa persona sin que pesaran nuestras diferencias, por mucha que fuera la atracción y el deseo. Aparte de tener la satisfacción de decir: "Tu chica es encantadora" y pensar: "pero no es como yo", teniendo la certeza que la otra persona está pensando exactamente lo mismo.

Devoción




No sé que poderes ejerces sobre mí.
¿Qué fuerza magnética tienen tus ojos que despierto para que me vean todos los días o cómo es que busco tu mirada para saber que estoy presente?

¿Cómo es que te has adentrado tanto en mí? No lo sé. Lo único que es seguro es que sueño con tus manos tocando mi cuerpo, con tu barba raspando mis muslos y tu boca, ¡ay tu boca! Esos dos labios que podrían darme escalofríos toda la noche.

De un momento a otro, de darte los buenos días en la calle a sólo pensar en ti, de ignorar tu presencia a querer ser tu motivo de adoración. Deseo nuevamente tus ojos que me miraban entre lujuria, deseo y ternura, la aspereza de tus manos después de un día de trabajo entrelazada a la suavidad de las mías.

Tal vez fuera por tus tontos intentos de darme celos, de mostrar las mismas atenciones a otras cuando era claro que te desvivías por mí, que la razón de tus visitas era yo, que alimentabas constantemente mi necesidad de atención, que a pesar de todo me idolatrabas y glorificabas, que ya no pienso en otro, no sueño con ningún otro que contigo.



Me imagino entregándome a ti, poniendo mi cuerpo a tu disposición y gozo. Excitándote con el olor de mi cabello largo, retirando mi ropa como si desenvolvieras un regalo que habías esperado por tanto tiempo, generando expectación y ansía hasta que por fin llegas a mi desnudez y tratas de mezclar tu piel morena con la blancura de la mía. Aprisionando mis senos con tus manos, llevando mis caderas a tu compás, con tu aliento recorriendo cada milímetro de mi piel mostrando una entera devoción a cada beso, en cada toque con tu lengua la intención de dejar un sello permanente que muestre tu victoria. El triunfo sobre la criatura indomable y caprichosa que hoy te pide que la hagas tuya, sólo tuya.

Como quien sale de un letargo placentero, quedo yo sin ti; toda esa ensoñación sólo me queda para pensarte y rogarte con la mirada que vuelvas a desearme y te armes de valor para correr detrás de mí, tomarme del brazo y besarme mientras me envuelves con tus brazos.

20 marzo 2013

Vive Latino 2013




Bueno... ¡Y qué me voy para el Vive Latino! Algunos se preguntarán por qué tanta fascinación con un festival de música que lleva haciéndose desde hace ya muchos años-ésta es su edición número 14-, que con el paso del tiempo va siendo fuente de mayores críticas desfavorables y yo viviendo en México puedo asistir a todos, ¿por qué hasta este?

La respuesta es tan sencilla, que seguro quien lo lea en España entiende mi deslumbramiento y la necesidad de asistir justo este año: se presentaron Jenny and The Mexicats. Banda relativamente nueva, en México ha sido el grupo revelación, que se presentó en la Carpa Intolerante del Vive Latino.

Antes de seguir tengo que dejar en claro una cosa, me encanta la música y más el rock, pero por mi fobia a las multitudes no había ido a un festival de este tipo, así que esta fue mi primera vez, al igual que ver a esta banda presentarse en vivo. Me alegra que todavía haya primeras veces para mí.

En fin, el caso es que me lancé para el Foro Sol -lugar del concierto-, sola porque todos mis amigos tenían que trabajar o sólo tenían otros planes, aspecto que me pudo haber hecho desistir, sin embargo, las ganas de escuchar Verde más allá en vivo eran mucho más grandes.

En este punto cabe hacer la acotación de cómo dí con la banda. La primera vez que los escuche fue en el programa de Silvia Olmedo en Telehit, Cuentamelove; desde ese momento quedé hipnotizada con el ritmo y la nueva propuesta musical que daban estos chicos. La banda está compuesta por una británica -Jenny-, un español -David- y dos mexicanos -Icho y Pantera-, quienes en incontables entrevistas han dicho de qué se trata este proyecto como fusión de estilos y aportación grupal. Lo que yo les contaré es lo que la banda significa para mí, pero antes regresemos al concierto.

Jenny and The Mexicats se presentaban hasta las 8 y cuarto de la noche y yo había llegado desde las 3 y media de la tarde, esto fue porque el boleto -cuyo precio muchas personas piensan que es elevado en comparación con las primeras ediciones del festival- incluye todas las bandas que se presenten ese día así como las actividades, lo malo es que no te incluye la correspondiente chela para acompañar la música.

Dado lo anterior, la noche previa me di a la tarea de checar cuáles eran las bandas que se presentarían y escuchar dos o tres canciones seleccionando las que más llamaran mi atención. Me alegra decir que todas las que escogí, al momento de escucharlas en vivo me encantaron. Ahora tengo el problema de buscar las canciones de esos grupos, pero eso es otro tema, aunque para no dejar les comentaré que vi y escuché a Comisario Pantera, Banda de Turistas, Francois Peglau, Tío Gus, Apolo y un rato de Love of lesbian.

Por otro lado, pensé que al estar sola me habría de aburrir un gran rato, por aquello de que no soy muy sociable, pero como lo he pensado siempre, la música es un vehículo de comunicación e identificación muy poderoso, por lo que el estar entre la gente que coreaba las canciones y se movía al ritmo de la música me hacía sentir feliz, era ese tipo de satisfacción que sólo logras con las pequeñas cosas de la vida, como canta Serrat.

Como ya dije sólo estuve un rato en la carpa donde se presentó Love of lesbian para llegar puntual a la presentación de Jenny and The Mexicats y, obviamente, alcanzar lugar hasta el frente. No había mucha gente con el artista que les antecedió por lo que alcancé a llegar a la valla que separaba el escenario del público. No tardo mucho (creo que ni 5 segundos) para que detrás de mí empezara a llenarse el espacio de gente, chicos y chicas, todos gritando y saludando a los integrantes de la banda que rectificaban el sonido de micrófonos e instrumentos.

Tardó un poco para que todo quedara perfecto y el ansia crecía entre los que estábamos abajo hasta que Jenny preguntó si nosotros escuchábamos todo que fue contestado con un alarido general. De repente se apagaron la luces y sonó la voz de Jenny cantando el estribillo de Starting something a lo que le siguió Me voy a ir y la versión bilingüe de Sin mirar atrás. Estrenaron una canción (Me and my man) entre otras cuantas que presentaron, ya que sólo les dieron 35 minutos. 35 minutos que en definitiva no fueron suficientes para el aforo que tuvieron esa noche.

Una vez que terminó su participación en el Vive, los que pudimos y no quisimos ir a ver a los Yeah yeah yeahs, nos acercamos a una parte de la valla en donde la banda estaba acomodando sus instrumentos. Muchos les gritaban que se acercaran y se tomaran una foto con ellos. Este fue un momento totalmente inesperado para mí, acostumbrada a ver a artistas internacionales en donde ves el espectáculo y sales del recinto, el que poco a poco cada uno de los Mexicats se acercaran y se tomaran fotos o firmaran lo que les pusieras en frente me conmovió -por asignarle una palabra- e impactó. Desafortunadamente no iba preparada para esto por lo que hice lo que pude para que a mi también me firmaran algo; Pantera me firmó el pantalón de mezclilla, David y Jenny el boleto, sólo me faltó Icho. Lo malo y chusco a la vez fue que Jenny se acercó a mí, después de que la jalaron varios chicos para tomarse una foto, y en las pocas palabras que pude articular accedió a tomarse una foto conmigo, misma que no salió porque no supe manejar la cámara en mi Blackberry, ya sé, de esos momentos que no se repiten, aunque espero que no sea así.

Para todos aquellos que no han tenido la oportunidad de verlos en vivo o que no los han escuchado, se los recomiendo ampliamente. Jenny and The Mexicats al inicio me pareció como otro grupo al estilo Paté de fua, mezcla de nacionalidades pero con un género musical determinado o bastante tendencioso. Sin embargo, al buscar canciones de los Mexicats la voz de Jenny y los ritmos que sacaban los chicos de sus instrumentos me fue atrapando vertiginosamente, al grado que fui a la búsqueda de su primer y único disco hasta el momento.

El punto culminante fue escucharlos en vivo, tener todos los sentidos alerta para poder guardar cada momento en la memoria y revivirlo, aunque también conté con la ayuda del video del cel. Cada canción del disco, que encuentras en internet o de sus presentaciones te atrapa, te mueve, te emociona, o al menos conmigo lo hace, es esa sensación que sólo recuerdo haber experimentado con las canciones de The Beatles. Y lo más padre es su accesibilidad, esa característica de estar pendientes y en constante comunicación con su público, lo que me lleva a pensar que si bien nacieron en España, México ya los adoptó y los quiere como propios.

Si me dicen que suenan a jazz, sí, suena a jazz; que suena a rock, sí, suena a rock; que suena a flamenco, sí, tiene toques de flamenco; que suena a blues, sí, tiene fuertes cargas de blues; pero les diría suena a Jenny and The Mexicats.