Bueno... ¡Y qué me voy para el Vive Latino! Algunos se preguntarán por qué tanta fascinación con un festival de música que lleva haciéndose desde hace ya muchos años-ésta es su edición número 14-, que con el paso del tiempo va siendo fuente de mayores críticas desfavorables y yo viviendo en México puedo asistir a todos, ¿por qué hasta este?
La respuesta es tan sencilla, que seguro quien lo lea en España entiende mi deslumbramiento y la necesidad de asistir justo este año: se presentaron Jenny and The Mexicats. Banda relativamente nueva, en México ha sido el grupo revelación, que se presentó en la Carpa Intolerante del Vive Latino.
Antes de seguir tengo que dejar en claro una cosa, me encanta la música y más el rock, pero por mi fobia a las multitudes no había ido a un festival de este tipo, así que esta fue mi primera vez, al igual que ver a esta banda presentarse en vivo. Me alegra que todavía haya primeras veces para mí.
En fin, el caso es que me lancé para el Foro Sol -lugar del concierto-, sola porque todos mis amigos tenían que trabajar o sólo tenían otros planes, aspecto que me pudo haber hecho desistir, sin embargo, las ganas de escuchar Verde más allá en vivo eran mucho más grandes.
En este punto cabe hacer la acotación de cómo dí con la banda. La primera vez que los escuche fue en el programa de Silvia Olmedo en Telehit, Cuentamelove; desde ese momento quedé hipnotizada con el ritmo y la nueva propuesta musical que daban estos chicos. La banda está compuesta por una británica -Jenny-, un español -David- y dos mexicanos -Icho y Pantera-, quienes en incontables entrevistas han dicho de qué se trata este proyecto como fusión de estilos y aportación grupal. Lo que yo les contaré es lo que la banda significa para mí, pero antes regresemos al concierto.
Jenny and The Mexicats se presentaban hasta las 8 y cuarto de la noche y yo había llegado desde las 3 y media de la tarde, esto fue porque el boleto -cuyo precio muchas personas piensan que es elevado en comparación con las primeras ediciones del festival- incluye todas las bandas que se presenten ese día así como las actividades, lo malo es que no te incluye la correspondiente chela para acompañar la música.
Dado lo anterior, la noche previa me di a la tarea de checar cuáles eran las bandas que se presentarían y escuchar dos o tres canciones seleccionando las que más llamaran mi atención. Me alegra decir que todas las que escogí, al momento de escucharlas en vivo me encantaron. Ahora tengo el problema de buscar las canciones de esos grupos, pero eso es otro tema, aunque para no dejar les comentaré que vi y escuché a Comisario Pantera, Banda de Turistas, Francois Peglau, Tío Gus, Apolo y un rato de Love of lesbian.
Por otro lado, pensé que al estar sola me habría de aburrir un gran rato, por aquello de que no soy muy sociable, pero como lo he pensado siempre, la música es un vehículo de comunicación e identificación muy poderoso, por lo que el estar entre la gente que coreaba las canciones y se movía al ritmo de la música me hacía sentir feliz, era ese tipo de satisfacción que sólo logras con las pequeñas cosas de la vida, como canta Serrat.
Como ya dije sólo estuve un rato en la carpa donde se presentó Love of lesbian para llegar puntual a la presentación de Jenny and The Mexicats y, obviamente, alcanzar lugar hasta el frente. No había mucha gente con el artista que les antecedió por lo que alcancé a llegar a la valla que separaba el escenario del público. No tardo mucho (creo que ni 5 segundos) para que detrás de mí empezara a llenarse el espacio de gente, chicos y chicas, todos gritando y saludando a los integrantes de la banda que rectificaban el sonido de micrófonos e instrumentos.
Tardó un poco para que todo quedara perfecto y el ansia crecía entre los que estábamos abajo hasta que Jenny preguntó si nosotros escuchábamos todo que fue contestado con un alarido general. De repente se apagaron la luces y sonó la voz de Jenny cantando el estribillo de Starting something a lo que le siguió Me voy a ir y la versión bilingüe de Sin mirar atrás. Estrenaron una canción (Me and my man) entre otras cuantas que presentaron, ya que sólo les dieron 35 minutos. 35 minutos que en definitiva no fueron suficientes para el aforo que tuvieron esa noche.
Una vez que terminó su participación en el Vive, los que pudimos y no quisimos ir a ver a los Yeah yeah yeahs, nos acercamos a una parte de la valla en donde la banda estaba acomodando sus instrumentos. Muchos les gritaban que se acercaran y se tomaran una foto con ellos. Este fue un momento totalmente inesperado para mí, acostumbrada a ver a artistas internacionales en donde ves el espectáculo y sales del recinto, el que poco a poco cada uno de los Mexicats se acercaran y se tomaran fotos o firmaran lo que les pusieras en frente me conmovió -por asignarle una palabra- e impactó. Desafortunadamente no iba preparada para esto por lo que hice lo que pude para que a mi también me firmaran algo; Pantera me firmó el pantalón de mezclilla, David y Jenny el boleto, sólo me faltó Icho. Lo malo y chusco a la vez fue que Jenny se acercó a mí, después de que la jalaron varios chicos para tomarse una foto, y en las pocas palabras que pude articular accedió a tomarse una foto conmigo, misma que no salió porque no supe manejar la cámara en mi Blackberry, ya sé, de esos momentos que no se repiten, aunque espero que no sea así.
Para todos aquellos que no han tenido la oportunidad de verlos en vivo o que no los han escuchado, se los recomiendo ampliamente. Jenny and The Mexicats al inicio me pareció como otro grupo al estilo Paté de fua, mezcla de nacionalidades pero con un género musical determinado o bastante tendencioso. Sin embargo, al buscar canciones de los Mexicats la voz de Jenny y los ritmos que sacaban los chicos de sus instrumentos me fue atrapando vertiginosamente, al grado que fui a la búsqueda de su primer y único disco hasta el momento.
El punto culminante fue escucharlos en vivo, tener todos los sentidos alerta para poder guardar cada momento en la memoria y revivirlo, aunque también conté con la ayuda del video del cel. Cada canción del disco, que encuentras en internet o de sus presentaciones te atrapa, te mueve, te emociona, o al menos conmigo lo hace, es esa sensación que sólo recuerdo haber experimentado con las canciones de The Beatles. Y lo más padre es su accesibilidad, esa característica de estar pendientes y en constante comunicación con su público, lo que me lleva a pensar que si bien nacieron en España, México ya los adoptó y los quiere como propios.
Si me dicen que suenan a jazz, sí, suena a jazz; que suena a rock, sí, suena a rock; que suena a flamenco, sí, tiene toques de flamenco; que suena a blues, sí, tiene fuertes cargas de blues; pero les diría suena a Jenny and The Mexicats.
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